De experto a líder de equipo: el viaje de convertir resultados individuales en logros colectivos

Cuando liderar un equipo es también una invitación a redefinir el éxito.

Hay un momento en muchas carreras profesionales donde llega una invitación que lo cambia todo: “Queremos que lideres un equipo.”

Y aunque suene y, muy seguramente, sea un reconocimiento, también trae algo de vértigo. De un día para otro, la brújula cambia: ya no se trata solo de “lo que hago bien”, sino de cómo logro que otros lo hagan bien. Y ahí comienza una travesía compleja y hermosa: la de construir el propio “ser líder”.

El reto no está solo en aprender a delegar o en dominar una nueva estructura organizacional. Está también en redefinir el éxito, en encontrar equilibrio entre entregar resultados y desarrollar personas, en entender que el liderazgo no se impone: se gana con coherencia y presencia.

En este punto, aparecen grandes desafíos de quien lidera por primera vez, aquí comparto algunos:
1. Hacer visible la estrategia, traducirla en acciones que el equipo comprenda y sienta propias.
2. Desarrollar al equipo, invirtiendo tiempo en conversaciones que impulsen su crecimiento y autonomía.
3. Alcanzar los resultados a través del equipo, entendiendo que el logro ya no es individual, sino compartido.
4. Soltar el control y confiar en que el equipo tiene la capacidad de crear, decidir y mejorar (normalmente implica ver el error desde un lugar diferente).
5. Conectar con la autenticidad, reconociendo que no hay un solo modo de liderar: hay uno que nace desde quién eres.

Liderar por primera vez es un viaje de transformación interior. Uno que exige curiosidad, humildad, coraje… y una buena dosis de autoconciencia.

 
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El mapa no es el territorio: liderar cuando la realidad cambia más rápido que los planes