Crecer es un viaje transformador del liderazgo
No basta con aprender nuevas herramientas, requiere resignificar lo que entendemos por éxito: pasar de creer que todo depende de nosotros, a descubrir que los grandes logros llegan cuando empoderamos al equipo y confiamos en su capacidad de crecer.
En procesos de coaching, lo que más aparece no es solo la búsqueda de técnicas para desarrollar las competencias de liderazgo, sino las barreras internas que impiden dar ese salto:
El miedo a soltar el control (paradójicamente, es cuando sueltan y delegan que el equipo se activa con mayor fuerza).
La creencia de que ser líder es tener todas las respuestas (el liderazgo real emerge cuando el líder aprende a hacer preguntas poderosas y abre la puerta a la inteligencia colectiva).
La dificultad para confiar (se da un gran cambio cuando se comprende que formar y acompañar es una inversión que toma tiempo).
La confusión entre cercanía y complacencia (el verdadero crecimiento nace de conversaciones honestas, en una sana combinación de cuidado y exigencia).
Desde mi propia experiencia como líder y como coach, sé que superar estas barreras no es sencillo. Implica revisar creencias, desaprender hábitos y abrirse a nuevas formas de relacionarse con el equipo.
Liderar es construir un camino donde cada integrante del equipo se expande y, con ello, los resultados se vuelven significativos.